El sangriento motín en la Unidad Penal Nº 2 de Sierra Chica comenzóa la tarde del sábado 30 de marzo de 1996, cuando empezaba SemanaSanta.
Aprovechando una fecha en la que la seguridad era más relajada,
13presos intentaron fugarse por la entrada principal. Allí mantuvieron
unenfrentamiento con los guardias y uno de los internos murió en
losincidentes. Desde entonces quedaron los conocidos "12 apóstoles".Esta banda esta integrada Marcelo Brandán Juárez de 32 años,
quién cayópreso a los 19 años y purga una condena de 19 años y tres
meses porrobo calificado reiterado y tenencia de arma de guerra.
Participó enmotines en La Plata, Olmos y Sierra Chica y también está sospechado porla violación de un compañero de
celda. Miguel Angel Acevedo de 27 años.En 1992 fue detenido por
tentativa de homicidio. Intentó fugarse cuatroveces y está investigado
por el asesinato de un recluso. Estaríarelacionado con importantes
bandas delictivas. El resto de losintegrantes de la banda de los 12 apóstoles eran Jorge AlbertoPedraza (32), Carlos Gorosito Ibáñez (35),
Marcelo González Pérez (43),Jaime Pérez Sosa (29), Víctor Esquivel (36),
Oscar Olivera Sánchez(25), Carlos Villalba Mazzey (33), Héctor Cóccaro
Retamar (41), MarceloVilaseco Quiroga (26), y Héctor Galarza Nannini
(27).
Rápidamente tomaron rehenes, entre los que se contaban 13 guardiasy
dos pastores evangélicos, y más de 1.000 reclusos se plegaron
allevantamiento. Horas más tarde, la entonces jueza
en lo Criminal yCorreccional Nº 1 de Azul, María Mercedes Malére,
ingresó al penaljunto a su secretario para mediar en el conflicto, y
ambos tambiénfueron capturados por los internos.
En poco tiempo, cerca de 10.000 presos de Olmos, Sierra Chica,Azul, La Plata, Dolores, Batán, Los Hornos, Bahía Blanca y San
Nicolásentraron en protesta. Las escenas más violentas se vivieron en
SierraChica. Ocho personas fueron asesinadas y luego incineradas en el
hornodel penal.
Después de ocho días, los líderes del motín establecieron unacuerdo
con las autoridades y fueron trasladados a la cárcel deCaseros. Los
relatos escalofriantes de los guardiacárceles Oscar Fabián Iturralde y
Jorge Kroling, y el alcaide Héctor Cortés, le dieron ayer mayor entidad a
la versión que circula desde la finalización del motín:sobre actos de canibalismo durante la cruenta revuelta, que desde ellunes de la semana pasada está
siendo ventilada en el juicio oral y público a 24 acusados, en el penal de máxima seguridad de Melchor Romero, mediante el inédito sistema para nuestro país deteleconferencia.
Otro penitenciario, Miguel Di Nápoli, reconoció que durante elmotín vio "salir humo de la panadería del penal "cuando se presumíaincineraban los cuerpos de los internos asesinados.
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POEMA A LA MUERTE POR PABLO NERUDA
Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.
Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.
Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.
Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.
Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.
Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.
Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.
Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.
Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante
POEMA A LA MUERTE
¿Cómo llenar el vacío de esta noche?
No con lágrimas,
puesto que el exilio es voluntario,
sí con pena,
que no cabe en mi pecho el deseo.
¿Es, acaso, extraño una noche oscura?
De loco es añorar la luz ahora
y sin embargo me salgo de mí
y necesito como el adicto
la droga redentora.
Tiemblan mis labios
en tus labios ausentes,
huyes como una sombra
que no logro atrapar.
Queda mi grito en la garganta
y tu pecho cotidiano
de las manos se escapa,
tus ojos, ya cerrados,
no me hablan.
En este silencio sin tí
me pregunto:
¿Cómo llenar el vacío de esta noche?
No con lágrimas,
puesto que el exilio es voluntario,
sí con pena,
que no cabe en mi pecho el deseo.
¿Es, acaso, extraño una noche oscura?
De loco es añorar la luz ahora
y sin embargo me salgo de mí
y necesito como el adicto
la droga redentora.
Tiemblan mis labios
en tus labios ausentes,
huyes como una sombra
que no logro atrapar.
Queda mi grito en la garganta
y tu pecho cotidiano
de las manos se escapa,
tus ojos, ya cerrados,
no me hablan.
En este silencio sin tí
me pregunto:
¿Cómo llenar el vacío de esta noche?
NO SON LOS MUERTOS
No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de su tumba fria,
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.
No son los muertos, no los que reciben
rayos de luz en sus despojos yertos,
los que mueren con honra son los vivos,
los que viven sin honra son los muertos.
La vida no es la vida que vivimos,
la vida es el honor, es el recuerdo.
Por eso hay hombres que en el Mundo viven,
y hombres que viven en el Mundo muertos.
la paz disfrutan de su tumba fria,
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.
No son los muertos, no los que reciben
rayos de luz en sus despojos yertos,
los que mueren con honra son los vivos,
los que viven sin honra son los muertos.
La vida no es la vida que vivimos,
la vida es el honor, es el recuerdo.
Por eso hay hombres que en el Mundo viven,
y hombres que viven en el Mundo muertos.
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