Jeffrey Bruce Pardo "El Santa Claus Asesino", vio cómo su vida se
derrumbaba: su esposa lo abandonó, perdió su empleo, su perro había
muerto y estaba endeudado. Invirtió sus últimos fondos en comprar armas y
municiones. La noche de Navidad de 2008 fue a la casa de su ex esposa y
sus suegros y masacró a los asistentes. Lo curioso del caso es que se
había disfrazado de Santa Claus. Cuando tocó el timbre, una niña lo vio a
través de la ventana y corrió a abrirle, sólo para recibir un disparo
de escopeta en el rostro. Pardo incendió la casa tras la matanza y huyó
para después suicidarse en el hogar de su hermano. Los medios lo
bautizaron como “El Santa Claus Asesino”. Circularon luego varias
fotografías que mostraron el gusto de Pardo por disfrazarse como este
personaje durante varios años anteriores.
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DEMENTES Y ASESINOS.........(RECOMENDACIONES DE PAGINAS Y BLOG)
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POEMA A LA MUERTE POR PABLO NERUDA
Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.
Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.
Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.
Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.
Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.
Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.
Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.
Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.
Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante
POEMA A LA MUERTE
¿Cómo llenar el vacío de esta noche?
No con lágrimas,
puesto que el exilio es voluntario,
sí con pena,
que no cabe en mi pecho el deseo.
¿Es, acaso, extraño una noche oscura?
De loco es añorar la luz ahora
y sin embargo me salgo de mí
y necesito como el adicto
la droga redentora.
Tiemblan mis labios
en tus labios ausentes,
huyes como una sombra
que no logro atrapar.
Queda mi grito en la garganta
y tu pecho cotidiano
de las manos se escapa,
tus ojos, ya cerrados,
no me hablan.
En este silencio sin tí
me pregunto:
¿Cómo llenar el vacío de esta noche?
No con lágrimas,
puesto que el exilio es voluntario,
sí con pena,
que no cabe en mi pecho el deseo.
¿Es, acaso, extraño una noche oscura?
De loco es añorar la luz ahora
y sin embargo me salgo de mí
y necesito como el adicto
la droga redentora.
Tiemblan mis labios
en tus labios ausentes,
huyes como una sombra
que no logro atrapar.
Queda mi grito en la garganta
y tu pecho cotidiano
de las manos se escapa,
tus ojos, ya cerrados,
no me hablan.
En este silencio sin tí
me pregunto:
¿Cómo llenar el vacío de esta noche?
NO SON LOS MUERTOS
No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de su tumba fria,
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.
No son los muertos, no los que reciben
rayos de luz en sus despojos yertos,
los que mueren con honra son los vivos,
los que viven sin honra son los muertos.
La vida no es la vida que vivimos,
la vida es el honor, es el recuerdo.
Por eso hay hombres que en el Mundo viven,
y hombres que viven en el Mundo muertos.
la paz disfrutan de su tumba fria,
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.
No son los muertos, no los que reciben
rayos de luz en sus despojos yertos,
los que mueren con honra son los vivos,
los que viven sin honra son los muertos.
La vida no es la vida que vivimos,
la vida es el honor, es el recuerdo.
Por eso hay hombres que en el Mundo viven,
y hombres que viven en el Mundo muertos.
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