
En su juicio, se le imputaron 82 delitos, entre ellos: la desaparición de la familia Tranopolsky, la tortura de los detenidos-desaparecidos Nilda Noemí Actás Goreta, Lisandro Cubas, Carlos Alberto García y Ricardo Coquel, entre otros.
También se le imputa ser uno de los que determinaba a quien se le entregaría ilegalmente los hijos de las desaparecidas nacidos en la ESMA.
Según Acosta, que declaró ante un juzgado militar en 1986 y 1987, en la ESMA se esmeraba en quebrar con tortura a los detenidos y cuando lo hacía, los convertía en agentes de inteligencia.
En 1981 viajó a Sudáfrica donde se desempeñó como asesor en la lucha contrainsurgente.
Acosta es imputado en los procesos contra los militares argentinos acusados de desaparecer a ciudadanos italianos.
En octubre de 1997, el juez español investigando la desaparición de los ciudadanos españoles en Argentina emitió un auto de procesamiento y detención contra Acosta y otros por los crímenes de genocidio y terrorismo.
Pasó a retiro en 1984 y actualmente se desconocen sus actividades - la última en ser confirmada era como jefe de seguridad de un mercado. Sin embargo se alega que Acosta está involucrado en el aparato de Alfredo Yabrán, a quien se le imputa ser cabecilla del crimen organizado en Argentina. También se ha alegado que Acosta trabaja para Bauza y Corach.
En enero de 1998, se descubrió que Acosta tiene una cuenta de banco en Suiza, que podría haber sido utilizada para esconder el dinero robado a los desaparecidos. Esto hace posible que se abran nuevas investigaciones sobre delito de robo en Argentina.
En marzo de 1988, el policía retirado Roberto Oscar González señaló a Acosta como el responsable del operativo en el que habría muerto el periodista Rodolfo Walsh, en 1977.
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