Monseñor Plaza fue un activo colaborador de las fuerzas represivas durante la dictadura militar. Usó su posición de la Iglesia para entregar a decenas de personas a las Fuerzas de Seguridad que aún permanecen "desaparecidas", entre ellas a su propio sobrino, José María Plaza quien luego fue visto en la ESMA.
Monseñor Antonio Plaza fue designado capellán mayor de la Policía de la Provincia de Buenos Aires el 11 de noviembre de 1976, siendo jefe de la institución el entonces coronel Ramón Camps, uno de lo más sádicos represores. Como capellán, visitó centros clandestinos de detención, donde albergaban a los "desaparecidos", junto con el coronel Camps. Por ejemplo, el ex-desaparecido Eduardo Schaposnik, lo vio a Plaza con Camps en el centro clandestino ubicado en la división de infantería de la policía de la provincia de Buenos Aires. Continuó como capellán, recibiendo el suelo más alto disponible en la policía y disponiendo de un chofer, hasta que fue destituido por el gobierno democrático en 1983.
Monseñor Plaza dio su apoyo a las leyes de impunidad en Argentina. Al referirse a la ley de autoamnistía, dicatda por el último presidente de facto Reynaldo Bignone, y a la que calificó de "evangélica", dijo: "las leyes de amnistía en toda la tradición del mundo, nunca fueron cosa mala, es algo que aquieta los espíritus. Esto no debe tornarse para nosotros como los encuentros de Nuremberg, para ir a buscar y matar gente, cometiendo un montón de irregularidades y llevarse al pobre Eichmann..." (La Voz, Buenos Aires, 19 de agosto de 1983) Denunció al juicio contra la junta militar caracterizándolo así: "...es una revancha de la subversión y una porquería. Se trata de un Nüremberg al revés, en el cual los criminales están juzgando a los que vencieron al terrorismo..."
En 1984 fue denunciado por delitos de encubrimiento de torturas, privación ilegal de la libertad y violación de los deberes de funcionario publico.
El nombre del Monseñor Plaza apareció como uno de los 15 sacerdotes denunciados como represores en la lista de la CONADEP. Plaza no protestó su inclusión, ya que nunca negó su conexión con las fuerzas de la represión.
Falleció en 1987.
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