17 nov 2010
DAVID RICHARD BERKOWITZ (EL HIJO DE SAM)
El primero de junio de 1953 nace en Brooklyn, Nueva York, Richard David Falco, en el seno de una familia algo singular, pues la madre vive separada de su primer marido del cual por cierto no esta divorciada, y vive en amasiato con un judío de nombre Joseph Kleinman, este le pone como condición para seguir juntos que se deshaga de el pequeño, y esta lo da en adopción sin sentir el menor remordimiento, y desde ese momento Nathan y Pearl Berkowitz se convierten en sus padres y el pequeño niño cambia de nombre a David Richard Berkowitz. Desde pequeño David mostró un problema para encajar en sociedad y esto aunado a su hiperactividad dio muchos dolores de cabeza a sus padres, David crecía a la par de su reputación de abusador, ratero y pirómano y “crecía” literalmente ya que se convirtió en un chico corpulento que tenia como único interés positivo el jugar baseball. Tras la muerte de su madre y el reciente casamiento de su padre, David es dejado en Brooklyn a su suerte, y este se enlista en el ejercito, en donde aprende a manejar armas de fuego y es tal su destreza que es reconocido cono uno de los soldados con mejor puntería, es después de servir al ejercito que David se reencuentra con su madre, pero esta le cuenta de su nacimiento y del porque lo dio en adopción y ahí termina la relación con su madre. Después de esto unos tipos que conoció en una fiesta lo introdujeron al culto satánico, pero esta etapa de su vida nunca a sido comprobada, algo tendrá de cierto ya que a sido relacionada con otros crímenes en estados unidos, también en esta época realiza sus dos primeros crímenes en contra de dos mujeres, las cuales sobrevivieron al ataque que fue perpetrado con una navaja y de los cuales no se levantaron cargos. Fue el 29 de julio de 1976 cuando lauria y jody ambas de 19 años fueron atacadas desde un automóvil, con un arma de fuego, solo lauria murió, a partir de ese momento fueron varias parejas las que sufrieron de ataques similares con fatales consecuencias, el 17 de Abril de 1977 perpetuo el ataque que le daría su apodo de “el hijo de sam” ya que en la escena del crimen dejo una carta dirigida al capitán de la policía, en la que se hacia llamar así, los psicólogos rindieron un informe de la carta en donde mencionaban que el asesino era esquizofrénico, en extremo solitario, y que creía estar poseído por un ente demoniaco, y aparte una dificultad para relacionarse con mujeres, la policía cometió el error de publicar la carta en un afán de encontrar pistas que ayudaran en el caso, lejos de eso se vieron inundados de cartas de gente que le adjudicaba los crímenes a alguna persona de sus barrios que veían sospechosa. Una segunda misiva fue dirigida al columnista Jimmy Breslin del Daily News, y todos los diarios comenzaron a hablar de “el hijo de sam” esto fascinaba a David que disfrutaba en secreto de su nuevo estatus de celebridad. Al cumplirse un año del primer ataque y en donde fue bautizado “sam”, la incertidumbre por un ataque conmemorativo, tenia en un estado de alerta a toda la policía, pero ese día nada paso fue al día siguiente cuando un ataque a una pareja fue perpetrado, ya que no tomo las debidas precauciones y se adentro en un parque publico, la chica de nombre Stacy Moscowitz, murió abatida por las balas de David, y su novio Robert Violante, perdió un ojo y la visibilidad de un 80% del otro, al recibir varios disparos en la cara, unos días después del incidente fue detenido David Richard Berkowitz alias “el hijo de sam” en unas circunstancias por demás extrañas. Un hombre llamado Jack Cassara recibió una carta en donde decía lo siguiente: Querido Jack, lamento enterarme que te caíste del techo de tu casa. Solo quiero decirte que lo siento pero estoy seguro que no tardarás en sentirte mejor, saludable y con fuerzas pero por favor ten más cuidado la próxima vez. Como vas a estar en reposo un buen tiempo, dinos si Nann necesita algo.
Con sinceridad, Sam y Francis. Esta carta extraño a el señor Jack que ni se había lastimado y ni conocía a sam y Francis, otros vecinos habían recibido cartas similares, esta razón extraño mucho a estas personas y sospecharon de este echo así que lo denunciaron a la policía , pero no obtuvieron respuesta alguna, ya que era usual recibir denuncias de este tipo, fue unas semanas después cuando el hijo de uno de los que habían recibido la carta, recordó a un hombre que había ocupado un cuarto que el arrendaba, este tipo no era otro que David Berkowitz, y en el tiempo que el vivió ahí varias cartas anónimas fueron recibidas por los vecinos, y coincidiendo con su partida dejaron de aparecer los anónimos, este echo hizo sospechar a los detectives Chamberlain e Intervallo, que buscaron en los archivos y vieron que todas las descripciones físicas coincidían exactamente con David, descubrieron también que era el dueño de un auto Ford Galaxy que también encajaba con el descrito en los atentados, los oficiales poco a poco fueron encontrando pistas que apuntaban a Berkowitz como el “hijo de sam” con un archivo lleno de pistas y pruebas la policía por fin decide actuar y montan un operativo fuera de los departamentos donde vivía David, fue hasta entrada la noche cuando un hombre robusto sale de los apartamentos y sube a un Ford Galaxy , en ese momento un puñado de policías lo detiene y con esta acción termina una de las pesadillas mas terribles de los estados unidos.
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POEMA A LA MUERTE POR PABLO NERUDA
Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.
Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.
Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.
Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.
Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.
Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.
Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.
Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.
Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante
POEMA A LA MUERTE
¿Cómo llenar el vacío de esta noche?
No con lágrimas,
puesto que el exilio es voluntario,
sí con pena,
que no cabe en mi pecho el deseo.
¿Es, acaso, extraño una noche oscura?
De loco es añorar la luz ahora
y sin embargo me salgo de mí
y necesito como el adicto
la droga redentora.
Tiemblan mis labios
en tus labios ausentes,
huyes como una sombra
que no logro atrapar.
Queda mi grito en la garganta
y tu pecho cotidiano
de las manos se escapa,
tus ojos, ya cerrados,
no me hablan.
En este silencio sin tí
me pregunto:
¿Cómo llenar el vacío de esta noche?
No con lágrimas,
puesto que el exilio es voluntario,
sí con pena,
que no cabe en mi pecho el deseo.
¿Es, acaso, extraño una noche oscura?
De loco es añorar la luz ahora
y sin embargo me salgo de mí
y necesito como el adicto
la droga redentora.
Tiemblan mis labios
en tus labios ausentes,
huyes como una sombra
que no logro atrapar.
Queda mi grito en la garganta
y tu pecho cotidiano
de las manos se escapa,
tus ojos, ya cerrados,
no me hablan.
En este silencio sin tí
me pregunto:
¿Cómo llenar el vacío de esta noche?
NO SON LOS MUERTOS
No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de su tumba fria,
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.
No son los muertos, no los que reciben
rayos de luz en sus despojos yertos,
los que mueren con honra son los vivos,
los que viven sin honra son los muertos.
La vida no es la vida que vivimos,
la vida es el honor, es el recuerdo.
Por eso hay hombres que en el Mundo viven,
y hombres que viven en el Mundo muertos.
la paz disfrutan de su tumba fria,
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.
No son los muertos, no los que reciben
rayos de luz en sus despojos yertos,
los que mueren con honra son los vivos,
los que viven sin honra son los muertos.
La vida no es la vida que vivimos,
la vida es el honor, es el recuerdo.
Por eso hay hombres que en el Mundo viven,
y hombres que viven en el Mundo muertos.
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